miércoles, 30 de abril de 2008

II FESTIVAL INTERNACIONAL DE ÓRGANO "Ciudad de Alcalá"

Catedral-Magistral de Alcalá de Henares
Sábado, 5 de abril de 2008

SEBAS HIDALGO
Los participantes en el primer concie
rto del II Festival de Órgano "Ciudad de Alcalá" han sido:

- Schola Cantorum de Alcalá de Henares
- Sociedad Lírica Complutense
- Organista: Liudmila Matsyura

La Schola Cantorum fue fundada en 1974 y se considera el conjunto coral de más entidad y solera de cuantos existen en la ciudad. Con un amplio repertorio de diferentes épocas y estilos ha actuado en escenarios nacionales e internacionales cosechando notables éxitos. Desde 1992 está dirigido por Nuria Matamala.

La Sociedad Lírica Complutense fue fundada en 1998 y por un grupo de aficionados al canto coral en su forma más lírica. Está dirigida por Vicente Ariño desde 2003, cargo compaginado con el de director de la Orquesta Ciudad de Alcalá (OCA).

La organista, de origen ruso, ha sido Liudmila Matsyura, diplomada en órgano y piano con la prestigiosa profesora rusa G. I. Kozlova. Desde 1986 hasta 2003 ha sido organista de la Filarmónica de Irkutsk (Rusia). Su repertorio incluye obras desde el siglo XV hasta la época contemporánea, incluyendo los catálogos completos de J.S. Bach, D. Buxtehude y C. Frank.

Desde 2007 es maestra de coro de la Sociedad Lírica Complutense, con los que, además, colabora como solista de órgano, cémbalo y piano. Actualmente es organista titular de la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares e impulsora del Festival Internacional de Órgano “Ciudad de Alcalá”.

Hasta aquí la información extractada del programa de mano del Festival.

Empecemos diciendo que la Magistral tenía el aforo completo, como en sus mejores actos litúrgicos; incluso un buen número de asistentes se encontraba de pie en las naves laterales. El público era mayoritariamente adulto, lo que demuestra que la cultura musical clásica no despierta gran interés en la juventud (en general). Por ello, podemos empezar a cuestionar qué se está haciendo desde la enseñanza y desde la cultura doméstica por enseñarles a apreciar los valores musicales. Por supuesto, hay un porcentaje alto de adultos que también tachan la música clásica de aburrida, difícil y elitista.

Un pueblo, una sociedad, un país, que no estima en su justa medida la armonía, la sincronía de voces en un coro, el trabajo de un buen director, las notas –casi celestiales- que un pianista o un organista obtienen de su instrumento, el ímpetu con el que una orquesta se nos echa encima y nos envuelve, la delicadeza sonora de un oboe o un violín, o la partitura de un Mozart, un Chopin o un Rodrigo; un pueblo, decía, que no respira el oxígeno de este tipo de música es como si pasara por la vida sin haber conocido el amor, o sin haber visto nunca un cuadro de Velázquez, o sin haber leído a Machado o a Kafka. No es imprescindible para vivir, pero ¡nos reconforta tanto el haber podido disfrutarlo!. Numerosas y dispares son las opiniones sobre si el dinero da o no la felicidad, sin embargo, estoy convencido de que el arte sí que la da y, espiritualmente, nos colma.

En la presentación tomaron la palabra Luzmila Matsyura, la organista, y el obispo de Alcalá, entre otros. Aprovechó éste último el acto para hacer proselitismo entre los asistentes en una pseudohomilia, corta pero cargada de intenciones espirituales, de acercamiento a Dios a través de la música organística ; interpretación muy personal, ya que ni el festival es de música religiosa, ni todas las composiciones para órgano están inspiradas por un sentido religioso. Aunque sí es verdad que son mayoría.

Han sido dos las composiciones interpretadas:

Tocata y fuga en Re menor BWV565 de Johann Sebastián Bach, y
Gloria en Re mayor RV589 de Antonio Vivaldi.

En muchas ocasiones hemos oído la Tocata y fuga de Bach en discos o en televisión, pero nada tiene que ver con la escucha en vivo, en un magnífico órgano como el de la Magistral, tocado por su organista titular. No sé si eleva hacia Dios, pero quienes asistimos a los conciertos sin predisposiciones especiales que no sean el disfrutar de la música, apreciamos que es en los templos donde la sonoridad e intensidad de un órgano muestra sus mejores matices. Por otra parte, esta Tocata y fuga es la composición para órgano por antonomasia.

Tanto la Schola Cantorum como la Sociedad Lírica Complutense estuvieron a gran altura, logrando una estupenda interpretación en el Gloria de Vivaldi. La suma de los dos coros dotó de más fuerza al conjunto y mostraron al público cuanta belleza hay en ese otro instrumento musical que es la voz humana.

Los aplausos fueron largos y agradecidos. Uno se quedó con ganas de más y habría aguantado estoicamente sentado en los bancos si no fuera porque una hora y media en el templo, en fechas como estas, nos llevan a la antesala de un enfriamiento. Es lo que tienen las piedras.


Sábado, 12 de abril de 2008

En el segundo concierto del II Festival de Órgano actuó nuevamente como solista la organista rusa Liudmila Matsyura. El escenario, la Magistral, como lo será durante todo el festival hasta el 3 de mayo que será clausurado con la actuación de Gereon Krahforst, profesor de órgano en la Universidad de Hannover ( Alemania).

En esta actuación Matsyura ha demostrado sus dotes organísticas al no tener que someterse a partituras en las que los verdaderos protagonistas eran los coros ( como ocurrió en el primer concierto).

Las obras interpretadas fueron:

Preludio en Mi menor
de Nicolaus Bruhns (1665-1697)

Preludio Coral Allein gott in der höh BWV 662
de Johann Sebastián Bach (1685-1750)

Concierto Grosso en Re menor
I. Introducción y fuga ; II. Largo; III. Allegro
de Antonio Vivaldi y Johann Sebastián Bach

L’apparition de l’eglise eternelle
de Olivier MessiaenliO(1908-1992)

Gregoriana – Variaciones sobre el tema « Victimae Paschali Laudes »
de Bernat Juliá (1922)

In paradisum
de Theodor Dubois (1837-1924)

Allegro de la Sinfonía VI
de Ch. M. Oidor (1844-1937)

La interpretación ha sido excelente en el conjunto de las obras. Su dominio y conocimiento del “rey de los instrumentos” (así se le llama en el programa) no ofrece ninguna duda, consiguiendo transmitir a los espectadores la belleza sonora del instrumento a través de las composiciones del programa.

La música religiosa barroca ha surgido de las partituras de Vivaldi y Bach. Sus pentagramas están llenos de vitalidad, de exaltación y de virtuosismo. En el Barroco no se crean obras sólo para acompañar a la voz sino que son, en su mayoría, puramente instrumentales, ganando en libertad y creatividad. Aun así, la música instrumental religiosa se centraba especialmente en el órgano como instrumento más adecuado para las actividades litúrgicas. Bach destapó todas sus esencias musicales en dos modos de entender la música: la fuga y el contrapunto.

La composición de Messiaen discurre por derroteros musicales muy distintos a los barrocos. Suena a música actual, con constantes cambios que no ofrecen una línea melódica fácil de asimilar; con reiterados golpes dramáticos y hasta tenebristas en un “increcendo” que exige al órgano trabajar a máxima potencia. El espectador/oyente queda entonces en manos del compositor, a merced de las notas que todo lo llenan, sometiéndonos a todos a su dictado musical. Poco a poco la obra va decreciendo en intensidad dramática (y en volumen) hasta que finaliza dejándonos en un remanso de paz. Para mi gusto, lo mejor de todo el concierto.

Por último, quiero destacar a Bernat Juliá, un organista mallorquín muy reconocido. En sus “Variaciones” ofrece pasajes de gran belleza, de diferentes tonalidades musicales y, en ocasiones, colorista. Esta obra es más adecuada para audición (no sé con qué intención fue compuesta) que para acompañar actos litúrgicos, debido a su gran presencia y protagonismo y a los variados matices que exigen la máxima atención. Son necesarios en esta ocasión los cinco sentidos.

A los amantes del órgano, decirles que no se pierdan los próximos conciertos que se ofrecerán en la Magistral. Y si no, esperemos el III Festival Internacional de Órgano que tendrá lugar el próximo año en las mismas fechas.